Informe elaborado por Carlos Martín Beristain, coordinador del Informe Guatemala Nunca Más.
El Proyecto REMHI
En 1995, dos años antes de la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Guatemala y la URNG, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHAG) inició un proyecto para recoger testimonios sobre las violaciones de los derechos humanos en Guatemala. Durante muchos años los familiares y sobrevivientes no pudieron compartir su experiencia, dar a conocer lo sucedido o denunciar a los responsables.
Para ello, el objetivo inicial de este proyecto era dar insumos a la futura Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) cuyo acuerdo básico había sido ya logrado sobre el papel en las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla. El proyecto REMHI quería, en un principio, avanzar en el trabajo que posteriormente tendría que hacer la CEH contribuyendo a hacer su trabajo más eficaz en un país multicultural y plurilingüe.
El inicio de esta experiencia de REMHI fue asumido por varias diócesis de la Iglesia católica, que se comprometieron a impulsar el trabajo en distintos departamentos. Además de la ODHAG, las diócesis que más impulsaron el proyecto fueron las de Quiché, Alta y Baja Verapaz, Huehuetenango, Petén, San Marcos y Quetzaltenango. En Izabal se realizó un gran trabajo en algunas zonas más afectadas como El Estor. En menor medida se realizó en lugares como Chimaltenango, Escuintla o Sololá. El proyecto tuvo escasa incidencia en regiones del sur oriente como Zacapa y Jalapa más golpeadas por la violencia en los años 60 pero en menor medida en la década de los 80 (este último constituyó el periodo central de la violencia contrainsurgente denominado habitualmente “tierra arrasada”).
El Proyecto REMHI partía de una situación distinta a otras experiencias como Comisiones de la Verdad que se realizaron en contextos en los que la tensión política y las amenazas habían disminuido. En este caso, a pesar de la mejora del clima de miedo en los últimos tiempos, la permanencia del poder militar, y la actuación de grupos paramilitares, en el área rural hacían de este esfuerzo una experiencia difícil que tenía que enfrentarse al mantenimiento de las presiones y amenazas contra la población que podía dar su testimonio.
El tiempo de investigación, desde la preparación del proyecto, selección y entrenamiento de entrevistadores, organización y desarrollo del trabajo de campo, codificación y estudio de los testimonios hasta la elaboración y publicación del informe Guatemala Nunca Más, fue de 3 años (1995-1998). Sólo el trabajo de campo, la recogida de testimonios en las diferentes regiones del país, duró aproximadamente un año con lo que se realizó de manera extensa y llegando a obtener una muestra muy importante de testimonios (más de cinco mil).
Selección y capacitación de entrevistadores
Los entrevistadores (animadores) fueron gente de las propias comunidades. Eso facilitó la accesibilidad y la confianza de la gente, y un sentido de reconstrucción del tejido social. Pero también podía traer sus problemas, como compaginar la investigación de los hechos y el apoyo a la víctima, no inducir respuestas, etc. La formación se convirtió en un elemento clave para capacitar a los entrevistadores –en total unos 600 personas- en la recogida de testimonios y la necesidad de afrontar numerosos problemas técnicos y organizativos. En cada región el ritmo fue distinto, pero, una vez iniciado, ese proceso de formación previsto llevó de cuatro a seis meses y se realizó de una manera sistemática.
Los entrevistadores fueron seleccionados por representantes de las comunidades y sectores religiosos que contaban con la confianza de la gente. Entre los criterios de selección estaban: capacidad de escucha y comunicación; confianza y reconocimiento de la gente de la comunidad; compromiso de confidencialidad y continuidad en el trabajo. Durante el periodo de recogida de testimonios se realizaron actividades de seguimiento, tales como talleres y encuentros que fueron importantes para unificar criterios. Los entrevistadores contaron con una acreditación otorgada por el obispo de su diócesis para poder ser reconocidos por la gente o presentarse ante las autoridades.
De acuerdo a un proceso de investigación-acción, y al propio carácter comunitario de la cultura maya, el trabajo con los entrevistadores se convirtió también en un espacio para un mayor conocimiento de los efectos de la violencia, las dificultades prácticas para la recogida de testimonios o las formas de enfrentar el miedo. Básicamente los pasos de esas capacitaciones[1] fueron: 1) presentación y sentido del proyecto. 2) para qué sirve la historia 3) los efectos de la violencia 4) afrontar el miedo 5) el valor del testimonio 6) el manejo de las preguntas en la entrevista 7) los problemas en la conducción de la entrevista 8) uso de instrumentos y sistematización.
La sistematización de las entrevistas
Para facilitar la comparabilidad de los testimonios y la conducción de las entrevistas se estructuró una metodología basada en siete preguntas para la recogida de testimonios: ¿qué sucedió?, ¿cuando y dónde?, ¿quienes fueron los responsables?, ¿qué efectos tuvo ese hecho en su vida?, ¿qué hizo para enfrentarlo?, ¿por qué cree que pasó? y ¿qué habría que hacer para que no volviera a suceder?.
Esas preguntas trataban de recoger el conjunto de la experiencia. Algunas hacían referencia a los hechos, otras a la experiencia subjetiva y las consecuencias de la violencia, a la postura activa de los sobrevivientes, al significado que le daban a los hechos, a sus demandas y esperanzas.
Las entrevistas fueron grabadas. A pesar de los fuertes debates y los problemas iniciales para efectuar la grabación de los testimonios (interferencia en la comunicación y riesgo percibido por la persona declarante), éste fue un aspecto clave para la siguiente fase de análisis y documentación de las violaciones. La grabación y la transcripción posterior de testimonios han permitido un análisis más fidedigno y mantienen las voces de la gente para futuras investigaciones.
Los entrevistadores rellenaron varias fichas de cada testimonio, en las que se vaciaba la información más significativa incluyendo: 1) ficha del declarante. 2) ficha de la víctima. 3) ficha del responsable o autor del hecho. Además se incluía un resumen de la entrevista y en muchos casos la transcripción completa de la misma. Todos esta información fue incluida en la base de datos del Proyecto REMHI, en la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.
Coordinación del trabajo de campo
El gran número de testimonios recogidos y la dispersión geográfica hizo necesario establecer formas de coordinación locales y de ámbito nacional. En el nivel local (región, diócesis) se coordinó la recogida de los testimonios, la revisión de la documentación y grabaciones, la traducción y transcripción de algunos testimonios y realización de un resumen. En el nivel central se recogían los testimonios enviados, se analizaban los resúmenes y la calidad de la información, se tomaban decisiones sobre la transcripción de algunos testimonios (en total, uno de cada cinco fueron transcritos) y se coordinaba la codificación y la base de datos que se iba a utilizar para el análisis.
Equipo de coordinación
La información de cada diócesis se centralizó en las diferentes regiones del país. Los coordinadores locales organizaron oficinas y equipos regionales donde se guardó la información, se realizaron las traducciones de numerosos testimonios y se comprobaron los datos rellenados en las fichas por los entrevistadores. Los equipos de coordinación estaban formados por cerca de treinta personas de confianza de las distintas diócesis. Mensualmente se realizaron reuniones de coordinación general de las distintas diócesis y partes del proyecto para reajustar la metodología, estudiar algunos temas y establecer los planes de trabajo.
Equipos de investigación
La información recogida en cada diócesis fue enviada posteriormente a la ODHAG donde se codificaban los testimonios, se insertaban en la base de datos para estar disponibles para el equipo de investigadores. Se estructuraron cinco equipos de investigación sobre las diferentes temáticas y enfoques del informe (psicosocial, cultural, género, jurídico, y sociohistórico).
Dichos equipos contaron en total con 21 personas con conocimiento de la problemática de la violencia en Guatemala, capacidad de sistematización y experiencia reconocida. Se realizaron reuniones de coordinación mensuales y un seguimiento de su trabajo más directo llevado a cabo por el coordinador del informe.
Codificación y base de datos
En base a una primera escucha de cincuenta testimonios, realizada por tres investigadores distintos de forma simultánea se estructuró un tesauro[2] con 250 categorías de análisis respecto a características de los hechos, actores implicados, consecuencias, formas de afrontamiento, causas percibidas, así como demandas de la gente. La versión completa de esa guía fue manejada en el análisis de los 5180 testimonios recogidos.
Todo ese trabajo supuso una compleja dinámica de selección y formación de un grupo de codificadores. Estos codificadores fueron personas capacitadas para la escucha, transcripción e identificación de los distintos aspectos del tesauro construido. En nuestra experiencia fue muy importante el trabajo de discusión de casos y asesoramiento permanente a este grupo de codificadores, que se convirtieron a su vez en una fuente de información muy valiosa para las personas responsables del análisis. Semanalmente se discutieron con los codificadores los problemas que aparecían para asegurar que los criterios eran compartidos y evitar los sesgos. Se estableció además un sistema permanente de consultas con el responsable de investigación sobre los casos dudosos.
Análisis de los sesgos
Reconstruir una historia tan amplia y compleja desde las voces de las víctimas era parte del sentido de nuestro trabajo, pero también un límite del mismo. El valor y los límites en el uso del testimonio para la reconstrucción de la experiencia y de la historia, han sido investigados especialmente por la historia oral y la psicología social[3].
Entre los factores que en nuestra experiencia fueron importantes para caracterizar ese valor del testimonio se encontraban: 1) el tiempo desde que sucedieron los hechos (fiabilidad de fechas). 2) el impacto traumático de la violencia y sus posibles consecuencias en la focalización del recuerdo, olvido selectivo, etc. 3) la valoración supuesta del entrevistador respecto a la violencia o la participación política (por ejemplo, difícil reconocer el papel de la guerrilla en una situación todavía de incertidumbre, o señalar responsables que siguen viviendo en sus comunidades, etc.) 4) los procesos del recuerdo (simplificación; amplificación de algunos hechos; versión convencionalizada adaptada a las necesidades del presente) que podían hacer aparecer algunos tópicos, especialmente matizados por una memoria “del vencido”. 5) la cultura subjetiva, especialmente la concepción del tiempo circular (encadenamiento de sucesos, por ejemplo) o las formas de expresión propias (las expresiones sobre “el tiempo de la violencia”, el concepto de envidia en las sociedades tradicionales, etc.).
Las pruebas básicas de fiabilidad que se tuvieron en cuenta fueron: investigar la coherencia interna del testimonio, los fundamentos del hecho que le constaban al declarante; contrastar y comprobar detalles a partir de otras fuentes; sopesar la evidencia en un contexto más amplio.
Además, se usaron procedimientos de triangulación de las fuentes y/o los métodos, con objeto de realizar un contraste más sistemático y evitar los sesgos propios de cada método o fuente ( para ello se utilizaron diferentes fuentes tal y como se recoge posteriormente en el epígrafe: Fuentes de información).
Criterios para la obtención de testimonios
Los testimonios fueron aportados voluntariamente por parte de los sobrevivientes, los familiares de las víctimas y testigos directos de los hechos. Los testimonios fueron grabados para asegurar su fiabilidad y posibilidad de contrastar los resultados, así como se comprobó la identidad de los declarantes, cuya confidencialidad fue asegurada por el Proyecto REMHI. En algunos casos el Proyecto REMHI buscó algunos testigos o informantes clave proponiéndoles la posibilidad de dar su testimonios para completar o contrastar los datos recabados.
Estructuración del análisis y del Informe
El Informe final Guatemala, Nunca Más consta de cuatro tomos (1,400 páginas) que abordan estos temas: 1) Los impactos individuales, familiares y comunitarios de la violencia, las formas de supervivencia y las demandas de las víctimas. 2) Los mecanismos del horror (cómo se cometieron las masacres, las torturas; los métodos que emplearon los aparatos de inteligencia y las fuerzas insurgentes y contrainsurgentes contra la población). 3) El entorno histórico (el proceso político, económico y militar desde los años 50 hasta la firma de la paz). 4) Las víctimas del conflicto (nombres de víctimas de las masacres, muertos, desaparecidos y torturados) y las estadísticas generales de violaciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, así como las Recomendaciones del Proyecto REMHI.
Fuentes de información y tratamiento de los datos
A continuación se refieren las diferentes fuentes de información utilizadas para la investigación del proyecto REMHI y la elaboración del Informe Guatemala Nunca Más.
1) Los 5180 testimonios de víctimas y sobrevivientes recogidos (ver los epígrafes siguientes sobre análisis cualitativo y cuantitativo en el análisis de los testimonios).
2) Estudios de caso. Se encargaron doce estudios específicos a otros tantos investigadores independientes sobre problemáticas como la violencia en determinadas áreas (como el área Ixil en los años 80; y las masacres del Ixcán), hechos de violencia específicos (como el caso de los estudiantes de la USAC en 1989), el nacimiento de la guerrilla o las víctimas de la Iglesia Católica (como el caso de los sacerdotes y monjas asesinados). Estos estudios constituyeron insumos básicos para completar el análisis histórico recogidos en el Tomo III del informe (Entorno Histórico)
3) Entrevistas a testigos clave. Se realizaron más de doscientas entrevistas con personas que ofrecieron información significativa por haber sido testigos directos o participado en diferentes acontecimientos (diplomáticos, miembros de organizaciones sociales, instituciones, testigos de hechos históricos, exmiembros de la URNG, etc.).
4) Revisión bibliográfica. Especialmente para la documentación incluida en el tomo III relativa al Entorno Histórico y la evolución de los acontecimientos durante los 36 años de guerra. La documentación analizada se encuentra disponible en la bibliografía reseñada en el tomo III.
5) Diagnósticos comunitarios. Se realizaron más de 100 análisis de pueblos o aldeas significativas, a partir de entrevistas comunitarias y talleres en donde se recogió información sobre la situación antes de la violencia, los hechos vividos y la situación posterior. Dichos diagnósticos sirvieron para hacer mapas como los incluidos en el tomo III relativos a masacres, presencia de las PAC y presencia de organizaciones guerrilleras.
6) Revisión hemerográfica. Se realizó una revisión de los hechos de violencia en diferentes periodos históricos para completar la información o los datos de muchos casos registrados y también para la descripción cronológica del entorno histórico (Tomo III)
7) Monografías. Del mismo modo que los estudios de caso, se realizaron una decena de monografías sobre aspectos más transversales de actores sociales respecto a los cuales no se encontraba información específica como por ejemplo el papel de los empresarios, la dimensión socioeconómica, el papel de la Iglesia y la inteligencia militar, entre otros. Como en el caso de los estudios de caso, estas monografías fueron encargadas a personas con experiencia y con una independencia de criterios respecto a tendencias políticas de los actores armados.
8) Entrevistas colectivas. En varias ocasiones se utilizaron entrevistas colectivas, especialmente cuando los hechos investigados habían sido vividos colectivamente. Por ejemplo, en algunos casos de masacres del Ixcán y en el caso de la Aldea Modelo de Akamal.
9) Testimonios de perpetradores. Algunas personas que declararon como víctimas y testigos de violencia, habían a su vez participado como perpetradores. Esto se dio especialmente en el caso de patrulleros civiles que relataron ser obligados a participar en asesinatos o masacres. Sin embargo, también se recogieron cerca de 30 testimonios de miembros del ejército y los servicios de inteligencia que dieron detalles muy concretos sobre operaciones, preparación y entrenamiento militar, así como el impacto psicológico de las experiencias vividas. Estos testimonios fueron sometidos a varias pruebas de fiabilidad interna (consistencia del testimonio, pruebas de confiabilidad contrastando información histórica, coherencia con otros testigos y fuentes, etc.). Para su análisis se estableció una guía de items diseñada expresamente, basada en los aspectos clave de la psicología de grupo, comportamiento colectivo, obediencia, etc. además de recoger los datos históricos que referían. Dicha guía fue utilizada para hacer un análisis cualitativo de los testimonios recogidos.
10) Documentos de campaña y manuales de entrenamiento militar. Se analizaron algunos documentos como manuales de interrogatorio utilizados en la formación de oficiales y servicios de inteligencia (1980), así como un Manual de Contrainsurgencia, publicado por el ejército para uso interno en 1983.
11) Numerosos documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de Estados Unidos fueron utilizados para completar la información sobre la estructura militar contrainsurgente y los oficiales que participaron en ella, gracias a la desclasificación de algunos documentos relacionados con Guatemala que fueron procesados por el National Security Archives (NSA) y proporcionados después al Proyecto REMHI.
Base de datos de los testimonios
Los testimonios fueron analizados por el equipo de codificación, rellenando una ficha por cada testimonio donde se señalaba la presencia o ausencia de los parámetros indicados en el tesauro. Todos los testimonios fueron metidos en una base de datos utilizando un programa informático (FoxPro) que permitía la cuantificación y el cruce de variables para el análisis cuanti y cualitativo. Los diversos investigadores utilizaron la base de datos como la fuente testimonial para sus análisis. Un equipo de expertos en informática diseñó expresamente la base de datos y realizó, junto con los responsables de investigación, numerosas pruebas de fiabilidad, funcionamiento y adecuación de la base de datos al trabajo.
Todos los testimonios fueron introducidos en la base de datos, a partir de las transcripciones textuales realizadas o los resúmenes realizados por los entrevistadores. Las entrevistas que tenían una mayor cantidad y calidad de la información fueron transcritas (entrevistas tipo 1). De las entrevistas con menor detalle o concreción de la información se utilizaron los resúmenes.
Análisis cuantitativo
Posteriormente se utilizó una matriz de datos en base al programa estadístico SPSS que nos permitió obtener frecuencias de los diferentes items del tesauro, pero también análisis más precisos y complejos como correlaciones estadísticas para identificar patrones de relación entre las diferentes variables, regresiones múltiples y regresiones logísticas para tratar de establecer la fuerza de dichas correlaciones como variables predictoras. Un resumen de los análisis estadísticos se encuentra en el siguiente cuadro.
Nota técnica sobre los análisis estadísticos
El análisis de datos realizado se basó en el Chi cuadrado y la prueba de asociación para variables dicotómicas (el equivalente a los estadísticos C o Phi del coeficiente de correlación de Pearson). Dada la gran cantidad de contrastes estadísticos, para evitar un error de Tipo I, se aplicó una corrección de Bonferroni parcial y se consideró como significativos los contrastes cuando las probabilidades eran menores de 0,000 (p<0,000) – recordemos que el punto de corte convencional es 0,05.
Los análisis multivariados realizados fueron el análisis factorial para encontrar dimensiones, la regresión múltiple para las puntuaciones factoriales derivadas de éstos análisis, la regresión logística cuando los predictores y la variable predecida eran dicotómicas. También se llevaron a cabo análisis factoriales de segundo orden, para establecer las relaciones entre causas, efectos, formas de afrontamiento y reivindicaciones.
La utilización del análisis de componentes principales a partir de correlaciones dicotómicas Phi puede ser cuestionado. Sin embargo, la comparación de análisis realizados mediante el método Prinscal del paquete SPSS, replicando los factores extraídos mediante análisis factorial, confirmaron los resultados. Lo mismo se puede decir en general: al aplicar métodos bi o multivariados de nivel de intervalo los resultados eran totalmente convergentes con los encontrados por los contrastes de tipo categorial.
Para asegurar la fiabilidad de la información y la comparabilidad de los resultados se hicieron varias pruebas entre los datos aportados por los distintos tipos de testimonios (1,2 y 3). Tres mil quinientos testimonios fueron introducidos en la matriz SPSS. Los análisis por separado hechos sobre los testimonios de mayor calidad (tipo1) ofrecieron los mismos indicadores globales que el conjunto de todos los testimonios (tipo 1,2 y 3), por lo que un aumento en el número de análisis era irrelevante y cumple todas las bases de la investigación científica para extrapolar datos generales a partir de muestras específicas.
Las correlaciones sirvieron para estructurar los diferentes capítulos de la parte testimonial del informe (Tomo I).
Análisis cualitativo
En base a las conclusiones mostradas por los análisis estadísticos, se organizó la búsqueda de información cualitativa, obteniendo de la base de datos los cruces de variables necesarios. Se realizaron centenares de cruces de variables entre tipo de hecho, items relativos al impacto psicosocial, zonas geográficas o variables asociadas a la víctima. Dichos cruces proporcionaban listados de testimonios que cumplían esas características.
Cuando los listados eran muy numerosos, se seleccionaron de forma aleatoria entre 30 y 50 testimonios, según el tamaño del grupo de testimonios, que fueron leídos y analizados de forma pormenorizada. En el caso de identificar falta de congruencia entre testimonios o que aparecieran diferentes tendencias se comprobaban las mismas con un número mayor de testimonios. Al final del estudio la práctica totalidad de los testimonios transcritos (un 20% del total, los tipo 1 habían sido consultados directamente por los diferentes equipos de investigación. Además, un número significativo de los testimonios con menor información fueron también revisados.
La selección de casos y testimonios incluidos en el informe e corresponde con la tendencia general mostrada por el análisis cualitativo, desechando los casos extremos para evitar dar una idea que exagerase o minimizase las tendencias centrales de los aspectos analizados. Sólo se incluyeron algunos casos extremos para mostrar el alcance de la violencia o el impacto en los sobrevivientes.
El caso de las masacres
El análisis de los testimonios de masacres supuso una dificultad añadida al estudio. Los diferentes testimonios que hablaban de masacres en un determinado lugar y año debieron ser sometidos a nuevos estudios además de los ya señalados. Por una parte se elaboraron informes de comparabilidad de los datos y fiabilidad de la información referida en muchos de ellos.
Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la memoria puede ser poco fiable para fechas exactas varios años después del hecho. Además, en muchos lugares habían ocurrido masacres en diferentes momentos y circunstancias. Los informes señalaban el grado de consistencia de la información recibida (similitudes y diferencias entre los diferentes testimonios recogidos). La información consideraba fiable fue aquella que fue confirmada de forma independiente por varios testigos. La información dudosa fue desechada. La información considerada fiable fue contrastada con algunos estudios de caso encargados a investigadores específicos y sin ninguna conexión con las fuentes directas recogidas por el Proyecto REMHI en los testimonios (trabajos sobre el área Ixil y las masacres del Ixcán).
Los informes fueron codificados en una matriz específica, que incluía varias categorías, cada una de las cuales tenía a su vez varios items. Las categorías eran: 1) situación anterior a la masacre. 2) número de víctimas 3) tipo de víctimas (hombres, mujeres, niños, ancianos). 4) modus operandi de los perpetradores (por ejemplo, utilizando listas de nombres, separando hombres de mujeres, encerrando a la gente en un lugar, utilización de terror ejemplificante como torturas públicas, etc.). 5) impacto de la masacre en los sobrevivientes. 6) consecuencias posteriores (destrucción comunitaria, desplazamiento, etc.). De las 410 masacres identificadas por el Proyecto REMHI se seleccionaron para este análisis 165 masacres representativas de los diferentes años de estudio y regiones del país.
La matriz fue sometida al paquete estadístico SPSS. Además de las frecuencias, las relaciones entre los diferentes aspectos de las masacres se obtuvieron mediante análisis factorial exploratorio. Para contrastar la estabilidad de la relación entre aspectos se utilizaron dos métodos, el de Componentes Principales y el de Máxima Verosimilitud (MV). Las dimensiones que se incluyeron en el informe son aquellas que se encuentran con ambos métodos o que se encuentran con el más robusto, el MV. Para estos análisis las diferentes masacres se introdujeron en la matriz y se identificaron con un número. El Catedrático de Psicología Social de la Universidad del País Vasco D. Darío Páez Rovira, realizó el análisis estadístico de una manera ciega, sin conocer ninguna de las características de las variables recogidas en la matriz, proporcionando un análisis de frecuencias y correlaciones entre las distintas variables.
Esta metodología trataba de eliminar la influencia del conocimiento previo de testimonios o de la información histórica previa, por lo que los datos obtenidos tienen una máxima consistencia y confiabilidad. De dicho análisis se establecieron cuatro tipos de masacres que se recogen en el informe[4].
Los diferentes datos se completaron posteriormente con el análisis cualitativo de los testimonios y los informes de cada masacre. El análisis de la tendencia por años de todas las masacres registradas muestra que el 38,54% se cometieron en 1982, el 28,54% en 1981 y el 5,12% en 1983. Estos datos se contrastaron posteriormente, mostrando su consistencia, con los datos de la investigación histórica y las fuentes de organismos internacionales como Amnistía Internacional consultados.
La descripción del tipo y características de las masacres se contrastó también con testimonios de victimarios que proporcionaron información sobre masacres, secuestros y torturas. El relato de distintos perpetradores (miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil, suboficiales u oficiales del ejército) apoyó la consistencia de los análisis previos, describiendo los procedimientos de entrenamiento de la tropa, la educación en la violencia, la psicología de grupo y los sistemas de control interno que mostraban una práctica sistemática durante esos años por parte del ejército de Guatemala.
Los casos paradigmáticos
El trabajo del REMHI no permitió hacer un seguimiento individualizado de todas las circunstancias concretas de los casos ni investigación de responsables. Sin embargo se seleccionaron algunos casos considerados como patrones de actuación respecto a tipos de violencia contra la población civil. En esos casos el Proyecto REMHI llevó a cabo una investigación más profunda, llegando a la convicción de las circunstancias de los hechos y, en algunos casos, de sus autores. Los casos paradigmáticos se refirieron a amenazas, secuestros, tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, prisioneros de guerra, reconversión de la personalidad, cárceles clandestinas y preparación de masacres, y algunos casos específicos de la actuación de la guerrilla (incluidos en los tomos II y III del informe).
Un ejemplo paradigmático es el caso de la investigación de la masacre de la Embajada de España en 1980. La investigación tomó en cuenta y contrastó varias fuentes (triangulación) entre ellas: una entrevista realizada a un informante clave, el Excmo. Sr. Yago Pico de Coaña que coordinó la investigación española del caso y fue testigo directo de los hechos posteriores a la masacre, junto con el informe oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre el caso, la investigación hemerográfica y documentación publicada en los medios de comunicación, así como algunos testimonios directos. Todo ello se utilizó para documentar el caso en el Tomo II del Informe.
Violaciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario
Para establecer un cuadro de las violaciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, a partir de los datos recogidos por el proyecto REMHI (Tomo IV del informe) se tuvieron en cuenta los tipos y patrones de violaciones, tal y como se establece en este tipo de estudios, contrastándolas con las leyes y convenios internacionales vigentes relativos a la protección de derechos humanos y la Constitución guatemalteca.
Dichos patrones fueron: 1) Violaciones del derecho a la vida (incluyendo ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, muertes como resultado de persecución en la montaña, ataques indiscriminados y masacres). 2) Contra el Derecho a la integridad física y psicológica (tortura y tratos crueles inhumanos o degradantes, violaciones sexuales y atentados). 3) Contra el derecho a la seguridad personal (amenazas). 4) Contra el derecho a la libertad personal (detenciones irregulares y convivencia forzada en zonas especiales).
En base a estas categorías se establecieron las estadísticas generales de los datos cuantitativos recogidos por el Proyecto REMHI sobre violaciones de los Derechos Humanos y del derecho Internacional Humanitario.
El Proyecto REMHI estableció que en el caso de Guatemala se daban características genocidas debido a las matanzas de miembros de grupos y comunidades enteras, de población no combatiente e incluyendo niños, que fueron frecuentes y se llevaron a cabo en varias regiones del país, aunque no pudo determinar la intencionalidad expresa de eliminar un determinado grupo, dejando dicha consideración para el trabajo posterior que después confirmó la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.
Valor de la información y limitaciones del Informe REMHI
Debido a que la mayoría de los testimonios recogidos se refiere a la violencia entre 1979 y 1984, la parte testimonial del informe REMHI ofrece una buena imagen de la dinámica de la violencia contra la población civil en los años ochenta y especialmente en el área rural. Sin embargo, no se pudieron recoger testimonios en número significativo sobre otras épocas, como la violencia de los años 60 en las regiones orientales del país ni de la violencia contra los movimientos sociales y bases guerrilleras en los años 70 en la ciudad. Esos límites trataron de superarse completando la información con otras fuentes y con la investigación histórica (Tomo III). El informe REMHI ha constituido un estudio único, por el tamaño de la muestra y el análisis de fuentes testimoniales directas, sobre las consecuencias de la violencia en la gente, y algunos mecanismos que la hicieron posible, pero también por la dimensión participativa y movilización social que supuso.
El informe no pudo contar con gran parte de la información de archivos ni planes de campaña del ejército ni parte de la información proporcionada por la Agencia Central de Inteligencia desclasificada posteriormente. Otra de las limitaciones del informe es que ofrece una primera aproximación a la identificación y análisis jurídico de los patrones de violaciones de derechos humanos, que se realizó en algunos casos, pero no llegó a sistematizar todo ese trabajo dentro de los plazos de la investigación. Estas dos limitaciones fueron sin embargo puntos fuertes de la investigación posterior de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.
Fdo.
Carlos Martín Beristain
Madrid, 16 de octubre de 2000
[1]Entre los materiales utilizados se encuentra el diseño metodológico de los talleres de capacitación, un manual para los entrevistadores y una guía para la realización de talleres. Los materiales se encuentran disponibles para quien esté interesado.
[2]Guía de palabras clave que dan acceso a la base de datos y que incluyen tanto aspectos psicosociales de la experiencia de la gente como características del modo de actuación de las distintas fuerzas responsables.
[3]Thompson, P. (1978) The voice of the past, Oxford University Press; Halbwachs, M.(1950). La Memoire Collective. Paris. PUF.;
[4] Se refieren como : a) ataque masivo indiscriminado. b) castigo y terror comunitario c) planificación de atrocidades y d) terror selectivo. Después se identificó a los autores, resultando 149 causadas por el ejército y fuerzas paramilitares (91%), 12 por la guerrilla de la URNG (7,3%) y 4 por desconocidos[4]. La mayor parte de las masacres de la guerrilla fueron del tipo d. Alguna del tipo b y una del tipo a. La mayor parte de las masacres del ejército fueron del tipo a y sólo en su caso se dieron del tipo c (incluyendo torturas atroces, violaciones de mujeres, destrucción y saqueo masivos y alto número de víctimas de todas las edades).